27 de octubre de 2018

La mueca

No todo el mundo está contento con lo que le depara el presente y no todos lo aceptan. Nos gustaría que la vida fuera de colorines y que a cada momento saltaran confetis a nuestro paso, pero esto no funciona así. Es muy diver pensar que todo se resuelve con palabras bonitas y con una sonrisa, pero no, tampoco eso resuelve los problemas. Queremos enseñar y educar a los adolescentes en lo guay, en lo positivo, en lo gratuito y no, eso no va a funcionar y les creará falsas expectativas. Les ocasionará frustración cuando no, una pequeña depresión que superarán cuando no tengan más remedio que luchar por resolver los problemas que les vienen. Lo peor no es que un adolescente tenga una crisis personal o que no tenga claro en su vida lo que quiere, lo decepcionante es que algunos adultos actúen como si ellos no hubiesen sido adolescentes.

Los adolescentes no son niños, aunque a veces actúen como niños. Y algunos adultos no son niños, aunque a veces actúen como adolescentes. A mi despacho llega todo el barro, os lo puedo asegurar. Todo el lodo en forma de presuntas agresiones verbales, de presuntos acosos, de problemas en definitiva, aunque me sienta dichoso en otras de poder resolverlos y aportar mi grano de arena.

Hoy Kharim y Sheila se han escondido en los servicios, no estaban en sus aulas. Los han estado buscando por el centro y por fín los han localizado los profes de guardia. A punto de llamar a la policía y a sus padres los han encontrado fumando en el último rincón imaginable. Seguro que Palo Mayor estará tramitando la expulsión correspondiente.

Hoy me dirijo al despacho de Reina Madre para entregarle una serie de informes y documentos.  Al entrar me mira: Ahora no, me dice. Hace una mueca con su cara desencajada. Supongo que será por el mal trago que se le viene encima, si no, no lo entiendo. Un mal día lo tiene cualquiera.

3 de septiembre de 2018

Er Johnny

Esta mañana, al ir a comprar el pan, me encuentro al Johnny que se acerca en su bici. «Maestro, ya falta mu poquito pa que nos veamos». Su madre, como muchas madres de los alumnos del centro, es una mujer que lo ha pasado mal pero que sigue adelante con la ayuda de su familia más cercana. Separada, embarazada de un nuevo novio y acogida a todos los programas de ayudas sociales posible, limpia casas cuando puede y siente una herida profunda por todos los golpes que le dieron. Er Johnny anda siempre en la calle, su verdadera esuela, donde aprende lo bueno y lo malo de la vida. «Johnny, espero que durante este curso asistas más que el pasado, si no acabarán visitándote los de fiscalía de menores», le digo. Pero él sabe que eso nunca ocurrirá, porque nunca ha ocurrido, al menos en esta zona. «Pero si maestro, yo quiero ir a la escuela, pero cuando no voy es porque tengo que cuidar de mi hermana de 3 años o si no quedarme en mi casa a cuidar a mi abuelo que se pone malo o si no...». Er Johnny, como todos lo llaman, es un niño con una mirada perdida, cuando te habla da la impresión de que no te mira y quiere terminar pronto sus frases entrecortadas para irse con su bici. Todos sabemos que terminará mal a no ser que la vida le depare un golpe de suerte.

19 de agosto de 2018

Iniciando el rumbo

Hoy despliego los mapas e inicio el rumbo.